lunes, 5 de junio de 2017

TEATRO BARROCO 3º A. CALDERÓN DE LA BARCA

LA VIDA ES SUEÑO
PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

[Jornada I]

 Sale en lo alto de un monte ROSAURA en hábito de hombre, de camino, y en representando los primeros versos va bajando.


ROSAURA:


Hipogrifo violento,
que corriste parejas con el viento,
¿dónde rayo sin llama,
pájaro sin matiz, pez sin escama
y bruto sin instinto
natural, al confuso laberinto
de esas desnudas peñas te desbocas,
te arrastras y despeñas?
Quédate en este monte,
donde tengan los brutos su Faetonte;

que yo, sin más camino
que el que me dan las leyes del destino,
ciega y desesperada,
bajaré la cabeza enmarañada
deste monte eminente

que arruga el sol el ceño de la frente.
Mal, Polonia, recibes
a un extranjero, pues con sangre escribes
su entrada en tus arenas;
y apenas llega, cuando llega a penas.

Bien mi suerte lo dice;
mas ¿dónde halló piedad un infelice?



(Sale CLARÍN, gracioso.)


CLARÍN:
Di dos, y no me dejes
en la posada a mí cuando te quejes;
que si dos hemos sido
25
los que de nuestra patria hemos salido
a probar aventuras,
dos los que entre desdichas y locuras
aquí habemos llegado,
y dos los que del monte hemos rodado,
30
¿no es razón que yo sienta
meterme en el pesar y no en la cuenta?

[...]


(Descúbrese SEGISMUNDO con una cadena y a la luz, vestido de pieles.)


SEGISMUNDO
¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!
    Apurar, cielos, pretendo
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
105
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
110
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
    Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
115
el delito de nacer),
qué más os pude ofender,
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
120
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
    Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
125
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
130
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
    Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas,
135
gracias al docto pincel,
cuando, atrevido y crüel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
140
¿y yo con mejor distinto
tengo menos libertad?
    Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
145
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
150
¿y yo con más albedrío
tengo menos libertad?
    Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
155
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad,
el campo abierto a su ida:
160
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?
    En llegando a esta pasión
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
165
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal,
170
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?














LA VIDA ES SUEÑO
VERSIÓN 1

Este fragmento de La vida es sueño relata el último tramo del viaje de Rosaura y Clarín desde Moscovia al encuentro de Segismundo, heredero al trono de Polonia que se halla encadenado y preso en una torre. Aunque Rosaura le propone a Clarín que la deje entrar sola en Polonia, él insiste en acompañarla hasta el final. A punto de caer la noche, se hallan en un monte desde el cual vislumbran lo que les parece un pequeño palacio y a propuesta de Clarín se acercan con la esperanza de ser acogidos hospitalariamente. Al llegar, ven que la puerta está abierta y oyen un ruido de cadenas y a Segismundo que se lamenta por su falta de libertad.
Con razones muy poéticas y sentidas, Segismundo se dirige al cielo para pedir una explicación por la situación que está viviendo. Se queja del agravio comparativo que sufre frente a otras criaturas de la naturaleza, que a pesar de ser inferiores en alma, albedrío, vida, etc., disfrutan de una mayor libertad ya que pueden moverse sin cortapisas en tierra, mar y aire. Mientras, él se ve recluido entre los muros de la torre donde su padre lo ha encerrado para evitar que se cumpla lo que el monarca considera su inexorable destino. (La visión determinista de Basilio, el rey de Polonia, le hacía creer que los malos augurios que se habían profetizado sobre su hijo, heredero , era inevitable que se cumpliera; es decir, no creía en el libre albedrío del hombre).
Segismundo, desesperado, reprocha a Dios que le haya negado la libertad que ha concedido a seres inferiores. En este momento de la jornada, Segismundo se percata de la presencia de Rosaura, y esta se dirige a él, estableciéndose contacto entre ellos.


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